
El juego constituye para niñas y niños en las edades tempranas la actividad más importante. Es en ese ambiente de socialización en el que comienza a conformarse su personalidad e identidad genérica, y también el lugar donde reproducen roles y comportamientos que han vivido u observado pasivamente.
Y es que una y otra vez el camino trazado por la cultura logra reproducir los estereotipos de género en actividades aparentemente tan inocentes como los juegos infantiles.
Con mucha frecuencia padres y madres incurren en el error de asignar los juguetes a sus hijas e hijos siguiendo una clara diferenciación sexual. Bolas, trompos y pelotas para los varones, mientras los juegos de cocina y las muñecas son el obsequio ideal para las niñas.